Uno que viene a hacerse rico | Cultura

Antes de iniciar su primera faena de muleta, Cristiano Torres, un novillero maño que acaba de empezar en la profesión, buscó el micrófono de la tele y sorprendió con toda una declaración de intenciones: “Quiero decirle a todos los que me estén viendo que se apunten mi nombre, porque hoy he venido a Madrid a hacerme rico”.

Como punto de partida está muy bien; actitud y ganas no le faltan. Claro que una cosa es su admirable propuesta y otra la realidad. No se ha hecho rico con esta novillada. Lo intentó de veras, pero no pudo ser. Primero, porque su oficio es muy escaso todavía, y, después, porque los novillos no se prestaron para una tarde de gloria. Pero está bien que un chaval rompa los cánones de lo políticamente correcto y pretenda sorprender el día de su presentación en Madrid. Tras su alocución, se plantó de rodillas en los medios, estiró todo su cuerpo hacia atrás, y de tal modo citó al novillo al que recibió con un pase cambiado de hinojos algo enmarullado, como toda su labor. Bullanguero y tremendista, no pudo lucir porque su oponente, muy desfondado, no tenía intenciones de mejorar económicamente ni de que nadie apuntara su nombre para el futuro. Mejoró ante el sexto, más ordenado y sereno, pero un novillo anodino le impidió el lucimiento. Al final, volvió a hincar las rodillas en la arena y así trazó unas manoletinas enmarañadas que levantaron los alicaídos ánimos. No se ha hecho rico Cristiano Torres, pero ha llamado la atención, que no es poco.

Tampoco sus compañeros pudieron hacerlo. Ambos tienen más experiencia, pero ni con oficio pudieron superar las escasas condiciones de sus sosos oponentes. El mejor librado fue García Pulido, a quien tocó el único novillo con calidad de la tarde, el segundo, con las fuerzas muy justas, pero que humilló y obedeció con embestidas largas, lo que permitió al torero lucirse con la mano zurda en un natural sentido, hondo, bellísimo, que fue lo más vitoreado de la tarde. Bien plantado, cruzándose siempre al pitón contrario, dibujó derechazos meritorios y algunos naturales más, de uno en uno ante el agotamiento del novillo, que permiten abrigar esperanzas para el futuro. Con el quinto solo pudo mostrar disposición ante la sosería del animal.

Y peor parado quedó Jorge Molina, con el lote más inservible, a pesar de su buena actitud. Quizá, su problema es que carece de un distintivo personal y particular. Fue evidente, no obstante, su esfuerzo ante el triste y ‘esaborío’ primero, e insistió de igual modo ante el muy desigual cuarto.

Al final, nadie se hizo rico; los toreros, por supuesto que no; el empresario no perdería -que no es poco- con la más de media entrada que registró la plaza, y el mejor parado económicamente -se supone- habrá sido el ganadero, aunque sin motivo para su satisfacción.

Fuente Ymbro/Molina, G. Pulido, Torres

Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, (serios los lidiados en quinto y sexto lugares), mansos, sosos, desfondados y de comportamiento muy desigual, a excepción del segundo, noble y con calidad en la muleta.

Jorge Molina: estocada baja _aviso_ (ovación con protestas); pinchazo y estocada baja _aviso_ (silencio).

García Pulido: _aviso_ pinchazo y estocada caída (ovación); dos pinchazos y estocada baja _aviso_ (ovación).

Cristiano Torres: dos pinchazos _aviso_ pinchazo y estocada perpendicular (silencio); estocada (silencio).

Plaza de Las Ventas. 5 de octubre. Segunda novillada de la Feria de Otoño. Más de media entrada (13.757 espectadores, según la empresa). 

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