La demanda de información fiable sobre los estragos del coronavirus es una prioridad ciudadana, pero, a diferencia de otras crisis, los protagonistas son ahora los datos, los gráficos y sobre todo, las fórmulas para presentarlos e interpretarlos. Las redacciones necesitan medios y expertos para ese nuevo género narrativo, el periodismo visual, pero solo la prensa de primer nivel ha tenido capacidad de respuesta. EL PAÍS lo ha hecho con buena nota, a juzgar por los resultados y la opinión de expertos mundiales. La última palabra la tienen los lectores.
La información más vista en la historia de The Washington Post es un gráfico que simula escenarios de expansión del virus según el grado de distanciamiento social aplicado. Lo han observado decenas de millones de personas, que se han reafirmado en la necesidad de cumplir el confinamiento. El lector Gail Sanders dijo Twitter: “Pocas veces se puede decir que una información puede haber salvado vidas, pero creo que esta es una de ellas”.
Esa historia se ha convertido en el símbolo del protagonismo de la visualización de datos durante la pandemia. Como en los grandes periódicos de referencia, las piezas más vistas ahora en EL PAÍS son los gráficos, las tablas. Esa narrativa visual explica a los lectores la pandemia de forma más simple y clara que el resto de informaciones y análisis.
Alberto Cairo, autoridad mundial en la materia que ocupa una cátedra de periodismo visual en la Universidad de Miami, cuenta que esta es “la primera gran crisis cubierta a gran escala con visualización de datos” gracias a la abundancia de cifras disponibles en formato digital, el acceso a expertos (virólogos, epidemiólogos, biólogos…) o la existencia en grandes periódicos de secciones de infografía con analistas de datos, estadísticos, científicos, diseñadores, desarrolladores…
¿Estaba preparado EL PAÍS para este fenómeno? Borja Echevarría, director adjunto, sostiene que sí. “Hace tiempo que Infografía dejó de ser un departamento de apoyo para convertirse en un área con entidad propia, con contenidos propios y una prioridad en Internet”, asegura. Dos ejemplos recientes han sido piezas como El mapa del confinamiento municipio a municipio o La debacle económica del coronavirus en gráficos. La nueva sección transversal de narrativas audiovisuales la creó en octubre Mariano Zafra, que dirige un equipo con especialistas en datos (Daniele Grasso), estadística (Kiko Llaneras) o extracción y tratamiento de esos datos (Borja Andrino).
Cairo está de acuerdo en que la pandemia ha cogido a EL PAÍS preparado para esa nueva forma de narrar. También lo creen Chiqui Esteban o Javier Zarracina, responsables de Infografía de The Washington Post y USA Today, respectivamente, que han felicitado en Twitter al periódico. Los tres son españoles que emigraron por falta de oportunidades en su país, como Mónica Serrano, hoy en National Geographic. Zafra también ha trabajado en The Wall Street Journal.
Varios lectores valoran ese esfuerzo del periódico por informaciones diarias como Casos confirmados de coronavirus en España y en el mundo o Así evoluciona la curva del coronavirus, pero otros lo critican por “maquillar” aparentemente las cifras (Dionisio Rodríguez), no presentarlas “en su contexto” (Vicente Gimeno), utilizar tablas logarítmicas (Bert Tück), difundir “datos oficiales, pero falsos” (Max Laroca) o destacar poco los números del drama (María Jesús Núñez).
Cairo señala también algún aspecto mejorable: “El trabajo está bien, pero tal vez falte destacar y explicar mejor a los lectores las limitaciones de los datos. Por ejemplo, no conocemos con precisión el número de casos, solo el de casos confirmados, que es un número que depende de muchos factores, como la cantidad de test en cada país. La estadística es una ciencia probabilística y en ella a menudo las cosas no son blancas o negras, sino que adoptan múltiples tonos de gris. Los datos suelen ser aproximaciones sujetas a mejora continua, conjeturas racionales basadas en observaciones y cálculos, no cifras exactas y cerradas, y suelen estar rodeados de ciertos niveles de incertidumbre que hay que explicar”.
Daniele Grasso, jefe del área de Datos, comenta que su sección utiliza los disponibles, los oficiales. “Son escasos, más bien malos, pero valen para seguir una tendencia; no seguimos un partido minuto a minuto”. Grasso opina que el Gobierno deberían reconocer esas limitaciones que permiten ver “solo una pequeña parte de la pandemia”. El periódico ha insistido en que los datos no son precisos.
Imposible comprobar si los gráficos han salvado vidas. Confirmado, en cambio, que los lectores los buscan cada día. Tomando nota.
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