Habiendo sufrido desde diciembre de 2019 cuatro picos cambiarios sin sincerar ninguna variable y sin recursos disponibles, el “Plan durar” está entrando en la recta final. El problema es que, la línea de metal luce muy lejana.

El plan, conducido por Sergio Massa, es la unión de más venas de impuestos políticos e intercambios fatales.

Los ans felices (2003-2007). Apoyado por un ciclo favorable de los precios internacionales, el país creció, el desempleo bajó y los precios se mantuvieron estables. Para potenciar el gasto fiscal, sin que salte a la inflación, se sa debe a la tasa de cambio como ancla. Tras una baja inicial del dólar del 13% desde el nivel de partida, sólo sufrió multas de 2003 a 2007 un 7,3%, mientras que el Índice de Precios subió un 62,1%.

Aunque esta y otras distorsiones se iban acumulando, las reservas en el Banco Central, pasaron de US$ 10.500 millones al cerre de 2002 a US$ 46.200 millones al final del 2007. economía K al quinto recinto del octavo círculo del infierno.

Cepo progresivo. En diciembre de 2011, las reservas habían caído con US$ 25.000 millones; más de US$ 20,000 millones rebajados se habían «fugado» en atesoramiento, turismo, imports, intereses y pago adelantado al IMF, etc.

El problema del incumplimiento. El diferencial entre el precio de la divisa “oficial” y el de los mercados libres (“la brecha”) actúa acentuando el drenaje del tipo más barato, o sea, el cepo agrava el problema que pretende solucionar. Además, el precio del liberado tiene más traslado a precios cuanto mayor sea la diferencia.

Aplicada la primera represión cambiaria de la era Cristina, el incumplimiento pasó del 20 al 30% entre diciembre de 2011 y abril de 2012. En ese año promedió un 35%, en 2013 un 60%, en 2014 un 65%, en 2015 un 70%. A diciembre de 2015, reservas netas del banco central por US$ 3.200 millones.

Luego del espejismo macrista, la brecha, hija del desmadre fiscal, reapareció con una virulencia inusitada, al compás de una monetización creciente con sello K, oscilando en el 100%.

Durar para legar. Obcecadamente, los ministros de los Fernández insisten desde diciembre de 2019 tiene este presente, en atrasar el tipo de cambio oficial; la contribución oficial en dólares de $60 post PASO de ese año valdrá $300 si la hubiera actualizado por inflación. También perseveró en emitir frenéticamente y así la inflación es lo más alta de los últimos 30 años. Las reservas del Central, de US$ 6,000 millones en la asunción, ahora son negativas en más de US$ 5,200 millones, pese a que el agro, al compá de nuevos precios record, liquidó cifras históricas en 2021 y 2022 (US$ 33,000 y US$ 40.000 millones: en 4 años, el gobierno ha rifado unos US$ 100.000 millones (sólo del agro), pesa a que utiliza el cepo más recargado de su ciclo. Para durar, la consigna no es devaluar: para eso mendigan dólares por el mundo para venderlos a precio de ganga y suben la tasa de las Leliqs, aumentando la emisión y reprimen ferozmente.

La oposición, mientras tanto, no explicita claramente la crueldad del ataque que deberá realizar, antes oa de diciembre. A ellos, se les reclama sinceridad, ya que a Sergio Massa es inútil hacerlo.

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